Morgan Housel
Desarrollo personal
Soy poco dada a leer libros sobre finanzas o inversiones (sobre todo "duras" o muy técnicas), pero éste le vi muy buenas notas y bastantes cosas que me llamaron la atención y en cuanto pude la di una oportunidad, y no me arrepiento lo más mínimo.
A través de 20 capítulos, de los cuales 18 son las lecciones importantes, nos va dando algunas pautas y consejos para hacer frente a nuestras finanzas o a este mundo tan loco como es el económico. Todo aderezado con algunas historias de ejemplificación que se hacen súper amenas de leer. De hecho el libro me lo he terminado en nada, la forma de estar escrito hacía que me entrara solo.
No voy a destriparlo entero, pero si voy a poner algunos fragmentos cortos de los capítulos que me parecieron más interesantes en mi caso:
- La propia introducción: Sí, se necesita esfuerzo y sobre todo SUERTE, pero también se necesita una buena gestión emocional. De ahí el objetivo principal del libro.
- El punto de vista que tenga cada uno respecto al dinero depende de cada persona (lo de siempre, cada uno es único, sus circunstancias y su REALIDAD). También es normal tomar aún malas decisiones en lo económico porque sigue siendo un sistema novato. Los seres humanos modernos llevamos en la Tierra qué, ¿10.000 años solo? (Por decir algo), la economía, y sobre todo la moderna, no lleva ni la mitad.
- La suerte SÍ existe (básicamente son oportunidades ya heredadas, o así lo he entendido). El éxito es más suerte que todo lo demás junto. Tanto el éxito como el fracaso son malos profesores.
- Conseguir dinero es una cosa y mantenerlo es otra.
- El dinero sí puede ayudar a la felicidad (al menos para tener sus necesidades esenciales y comodidades básicas cubiertas), pero hay gente infeliz tanto con dinero como sin él.
- Chulear de propiedades caras es de parguelas.
- Los inversores ven a los historiadores como profetas, con los "problemas" que eso conlleva.
- Con el paso de los años, podemos cambiar. Y no está mal ahorrar por ahorrar, porque en cualquier momento te llega una pandemia mundial, otra crisis económica u otro evento aleatorio, y necesitas un colchón.
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